Mis manos envuelven mi rostro como si quisieran arrebatarme la pena que me ahoga.
Me siento cansada. Confusa. Angustiada.
La corona acomodada sobre mi cabeza me otorga un poder majestuoso, pero conlleva una gran responsabilidad, una sabiduría minuciosa y un carácter dominante.
Sé que debo encarcelar mi corazón en un bloque de hielo si quiero mantener el orden y el equilibrio.
Mis palabras deben de ser precisas, y mi rectitud impecable.
Sin embargo, creo que nada de lo que haga será suficiente.
No puede ser casualidad que el resplandor inconfundible haya cruzado el cielo, al mismo tiempo que los malditos revolucionarios se hayan negado a cumplir con la ley.
Tengo que ser fuerte como una pirámide de Ossir.
Mis súbditos, los mares y las colinas más allá del sol me necesitan. Nada debe hacerme tambalear, ni siquiera este objeto punzante que ha llegado a mí poder; una mística daga de luz cautivador.
Su hoja es más fina que los mechones de mi cabello, pero afilada como los colmillos de un Krans. Sé a quién pertenece, a una tribu extinta, a una tribu exiliada para toda la eternidad.
No tengo miedo. Nadie podrá contra el Imperio. Ni la nueva Era, ni la oscuridad tras las mismas estrellas.
Adisty Alinn
Imagen adquirida en el buscador de google.
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